martes, 10 de febrero de 2015

Calentamiento global - Hacer ciencia en Antártida



Calentamiento global
Hacer ciencia en Antártida



Instalada en la Base Carlini, en las islas Shetland del Sur, la bióloga Dolores Deregibus investiga el impacto del cambio climático en las macroalgas.


La argentina Dolores Deregibus,
en la Caleta Potter a bordo de una embarcación.

Por Gabriel Giubellino

Dolores Deregibus se desempeña en el Departamento de Biología Costera del Instituto Antártico Argentino (IAA), pero su lugar de trabajo, ahora mismo, es la Antártida Argentina, en la Base Científica Alejandro Carlini, de la Isla 25 de Mayo, Shetland del Sur. Cuando el viento amaina y baja de los 20 nudos, se embarca con un equipo de buzos hacia la Caleta Potter, para ver cuál es el impacto del calentamiento global sobre "la distribución vertical, colonización primaria y sucesión de la comunidad de macroalgas bentónicas en nuevas áreas libres de hielo", tal como se llama su proyecto de investigación.

"Hoy hay mucho viento, no pudimos navegar", cuenta a Tiempo. "Estoy realizando mi doctorado (en Ciencias Biológicas) sobre la comunidad de macroalgas. Empecé hace cinco años. Estaban buscando investigadores para trabajar el cambio climático, envié el CV y entré al IAA. Hice las últimas cinco campañas antárticas. Llegué a fines de noviembre y me iré en este mes", comienza contando su trabajo, ahora un Proyecto de Cooperación Internacional argentino-alemán (IAA-AWI). "El estudio tiene que ver con el efecto del cambio climático en la comunidad de macroalgas. La temperatura aumentó 2,5 grados en los últimos 50 años. Esto tiene como consecuencia directa el retroceso del derretimiento del glaciar Fourcade. Cuando retrocede hay una descarga de sedimento hacia la columna de agua, hacia el mar, bloquea la penetración de la luz, es el alimento para que las algas puedan crecer y reproducirse. A medida que retrocede, pasan dos cosas: existen nuevas áreas que pueden ser colonizadas por las algas que viven, pero simultáneamente les cambia las condiciones ambientales (temperatura, salinidad del agua y la intensidad de luz que les llega). Nosotros hacemos estudios ecológicos y fisiológicos para poder entender hacia dónde van las tendencias y los patrones, hacia dónde va este cambio climático".

–¿Y hacia adónde va?
–Es lo que estamos estudiando, una consecuencia es que con la disminución de la penetración de la luz, la distribución vertical es menor, se generan nuevas áreas libres de hielo que son colonizadas por distintas especies de macro algas.

–¿Qué cambios genera en el ecosistema?
–Los sistemas ecológicos son muy complejos. Si hay un avance sobre las macroalgas, al ser un primer eslabón de la cadena alimenticia, afecta a los invertebrados que se nutren de la algas en el fondo del mar y a los animales que las usan como refugio. Para llegar a una conclusión, se tiene que estudiar a largo plazo. Ahora estamos en proceso de estudio. Lo que sabemos es que en esta región hubo un aumento de 2,5 grados en 50 años, pero en otras zonas podés encontrar otros patrones, y en otra escala de tiempo también obtener otro resultado. Esta es una de las zonas del mundo en las que más calentamiento se registró. 

Otros proyectos. El trabajo que hace Dolores Deregibus no es el único en marcha para ver las consecuencias del calentamiento global. Mariano Memolli, responsable de la Dirección Nacional del Antártico, del ministerio de Relaciones Exteriores, explica a Tiempo: "La investigación de la que participa Dolores se relaciona con una fuerte impronta de trabajo vinculada al cambio climático global. Otros grupos de trabajo están estudiando los glaciares a través de las imágenes satelitales, y otro estudia la dinámica del agua marina, porque con las millones de toneladas de agua dulce que se han vertido al mar cambia la salinidad. Argentina tiene una presencia muy fuerte a nivel científico, pero no sólo del IAA sino del Conicet y de universidades, en un trabajo institucional que tiene como consecuencia un fortalecimiento de la ciencia argentina en todos sus órdenes". 

Mientras, en la Base Carlini, la bióloga Dolores Deregibus disfruta de un lindo día de verano antártico, con apenas 0 grados, y 8 bajo cero de sensación térmica. "Acá te podés cruzar con elefantes marinos, sus cachorros, tres especies de pingüinos, distintas especies de aves, albatros, gaviotines, es bastante entretenido. Y si vieras las fotos que hacen los buzos, la diversidad que hay es impresionante. Hay mucha riqueza", dice. Una riqueza que trata de entender de manera científica. « 

Presencia 

Argentina es el país con mayor cantidad de bases en la Antártida, un total de 13, de las que 6 son permanentes y 7 sólo están habitadas en verano. Además, es el país que tiene la base más antigua, la de Orcadas, desde 1904. 


Fuente: 
Información tomada de 
Publicada el 05 de Febrero de 2015


No hay comentarios:

Publicar un comentario