sábado, 5 de marzo de 2016

La Ciudad plagada de Aedes aegypti - “Estamos en el pico máximo de mosquitos”




La Ciudad plagada de Aedes aegypti

“Estamos en el pico máximo de mosquitos”


El Aedes aegypti, portador del virus del dengue, chikungunya y zika, está en la etapa de máxima abundancia en Buenos Aires, situación que se extenderá hasta marzo o abril. Investigadores de Exactas UBA, que monitorean al insecto desde 1998, proponen el desarrollo de una estrategia de “manzanas seguras” como la única medida efectiva para eliminar este mosquito, que no se reproduce en ambientes silvestres. El objetivo es eliminar de los hogares todo recipiente que pueda servir como criadero. “Sin mosquito no habrá transmisión de la enfermedad”, aseguran.





“Estamos en el pico máximo de mosquitos”, asevera Nicolás Schweigmann. “En esta época del año, estamos en la abundancia máxima del Aedes aegypti que se sostiene hasta finales de marzo o abril, cuando descienden las temperaturas”, agrega Sylvia Fischer. Ambos, científicos de Exactas UBA, monitorean desde 1998 el cuadro de situación de estos insectos en 200 puntos de la Ciudad de Buenos Aires y también han extendido sus estudios a la provincia bonaerense.



La situación del Aedes aegypti para Schweigmann “es complicada como todos los años. Desde hace mucho, el mosquito está instalado y muy bien. Esto hace que si entra el virus pueda generar transmisión. Eso lo venimos diciendo desde 1998. Este año, vemos que no sólo porta un virus, sino tres: dengue, zika y chikunguña. Además, se suma que, según el Ministerio de Salud, el brote empezó unas semanas antes de finalizar 2015. Al empezar tempranamente estamos recién en el inicio. Esto seguirá hasta que venga el frío”.

Ante este panorama, se le consultó si el cuadro de situación será peor. “Todo está dado para que lo sea, si no hay alguna otra circunstancia que atempere. Pero siguen entrando personas infectadas al país, esas personas infectan a los mosquitos de acá, los cuales luego de un período de incubación, infectan a otras personas. Esto hace que cada vez haya más afectados”, subrayan ambos científicos del Grupo de Estudio de Mosquitos del Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.


Mosquito Aedes aegypti. 
Foto: Muhammad Mahdi Karim.

De patas negras con rayas blancas, la hembra es quien pica porque necesita sangre para madurar sus huevos que pueden llegar a sesenta, en promedio, en una puesta. Y los dejan en recipientes con aguas tranquilas a la sombra, por eso la importancia de la prevención para controlar los criaderos, la cuna del mensajero, que una vez infectado transmite el virus a través de sus glándulas salivales.

“Si en cada manzana elimino los recipientes para que no se puedan criar, no habrá mosquitos, y no habrá transmisión. Hoy, hay mosquitos porque hay recipientes. ¿Cuánto hace que venimos hablando de eso? Mucho. No hicimos las cosas que debíamos hacer para prevenir. Al haber mosquitos, todo está dado para el desarrollo de las enfermedades. Esto lo asocio con un bosque con muchas hojas y madera secas. Durante años no pasa nada, pero en algún momento alguien tira un fósforo y se prende fuego. Y eso sucede porque hay mucho combustible para que ocurra, y aquí, el mosquito sería el combustible”, compara Schweigmann, investigador del CONICET.

Cuido mi manzana

De vuelo bajo, la hembra Aedes aegypti habitualmente pica la zona de pies y pantorrillas, y suele descubrírsela tarde, cuando ya se siente la molestia de picazón. “No crían en charcos, zanjas, lagunas ni en ningún tipo de ambiente acuático silvestre. Sólo lo hacen en recipientes, sólo en los que los seres humanos les dejamos disponibles, y les gusta que sean pequeños”, advierte Fischer, doctora en Biología e investigadora del CONICET.

Ella en su casa no deja en pie nada que puede acumular agua. “Además de mosquiteros, revisamos que no haya ni un recipiente, ni uno. No tenemos flores en floreros y las plantas que estaban en agua, las pasamos a tierra. Si hay algún mosquito dando vueltas, hay que buscar activamente el criadero, porque no está lejos”. E insiste en este punto: “El mosquito no se desplaza a grandes distancias, en toda su vida se mueve en un radio de 40 a 50 metros como máximo. Esto de cuidar la manzana tiene mucho sentido. Si a la manzana donde vivimos la mantenemos libre de criaderos, no se nos va a llenar de mosquitos de otros lados porque no vuelan lejos”.

Y los cuidados hay que hacerlos todo el año (ver recuadro). Si bien cuando viene el frío, los mosquitos dejan de ser tema, no quiere decir que no estén. “En invierno no mueren sino que permanecen como huevos. La ciudad se mantiene infestada por el Aedes aegypti y cuando arranca el calor, esos huevos eclosionan. Y (si no se adoptan las medidas preventivas) todos los veranos hablaremos de dengue o de otra enfermedad”, dice Schweigmann, al remarcar la importancia del control de criaderos para evitar la multiplicación del insecto.

En la provincia de Buenos Aires hallaron casos en lugares que no esperaban. De febrero a abril de 2014 tomaron muestras en 27 ciudades de más de diez mil habitantes, en especial en neumáticos, que son sitios óptimos para el desarrollo de las larvas. Y los hallaron en 13 de ellas. “Las ciudades de General Alvear, Las Flores, Pehuajó, Roque Pérez, Saladillo, San Bernardo, San Carlos de Bolívar, San Clemente, Santa Teresita, y Villa Gesell constituyen nuevos registros de Ae. aegypti.


Todas las ciudades con temperaturas anuales por encima de 14,5°C (a excepción de General Madariaga y Daireaux) fueron positivas para esta especie, mientras que en ciudades con temperaturas más bajas, no fue detectado”, indicaron en Journal of Vector Ecology.

Valga insistir en que, no todas las hembras de mosquitos están infectadas por virus, sino aquellas que al ingerir sangre de una persona afectada por el dengue, zika o chikunguña, luego lo desarrolla en sus glándulas salivales. Una vez que esto ocurre, el insecto lo disemina al volver a picar a otros seres humanos. Y la cadena de contagio se amplía.

Vacuna y algo más

“Ahora hay dando vueltas una vacuna contra el dengue que tiene algunos problemas, pero supongamos que fuera exitosa. ¿Habría que vacunar a la gente contra la fiebre amarilla, dengue, luego zika y chikunguña? Hay profesionales que piensan que la vacuna es la solución y, para mí, la solución es siempre ambiental porque vos tendrás la vacuna pero al mosquito seguís teniéndolo en tu casa. Lo mejor es controlarlo en tu hogar, no te das cuenta porque no lo ves o sólo lo detectás en verano, cuando en realidad está siempre. Se debe apuntar a la educación ambiental”, resalta Schweigmann

Nicolás Schweigmann. 
Foto: Archivo Exactas-Comunicación.

Ante un panorama reiterado e inquietante, el experto concluye: “Hace 18 años que estamos hablando de esto y cada vez es peor. Es un fracaso. No se logra que los adultos humanos lo internalicen como un real problema ambiental de todos los días. Para mí, hoy pasa por los chicos y que ellos induzcan a los grandes porque no somos capaces de resolverlo. En octubre de 1998, el Ministerio de Salud de la Nación oficializó el dengue con una primera propaganda que estaba mal planteada gráficamente. Hoy por hoy, en los medios de comunicación ves que un profesional habla bien y atrás te ponen gente fumigando en los parques (cuando el mosquito se halla en las casas) y un zócalo en la pantalla de TV que dice: ‘combatiendo al enemigo’ o ‘nos invadió el dengue’. No es invasión, ya que lo tenemos desde hace años en nuestras propias casas”. Finalmente, ante una consulta que suele recibir, comenta, “Me preguntan: ¿Qué se puede poner? No. La pregunta es: ¿Qué hago? Ordená tu casa, de tal forma que no puedan criar allí, limpiá, da vueltas las cosas”, resalta una vez más.


Recuerdo de la fiebre amarilla

El Aedes también transmite la fiebre amarilla y Buenos Aires padeció varias epidemias en el siglo XIX. La última, en 1871, fue ferozmente fatal. “Me llama la atención que en 1871 cuando tuvo lugar la epidemia de fiebre amarilla también fue en un período máximo como el actual”, dice el experto y, pensando en esto, agrega: “Lo que pensamos es que si seguimos la lógica de la epidemia, el momento máximo para el virus debería ser marzo o abril”. Y más adelante plantea: “Si en marzo ocurre acá lo que hoy vemos en Misiones, el sistema de salud estará colapsado”.

Por eso, los investigadores insisten en la importancia de la prevención hogareña, más allá de la existencia de vacunas.


Por Cecilia Draghi  (02/03/2016)



Recuadro: Los cuidados hay que hacerlos  todo el año




Fuente:

Para saber más recomiendo leer los siguientes enlaces a las páginas Web del Ministerio de Salud de la Nación, de la Organización Panamericana de la Salud, Organización Mundial de la Salud, CONICET, Nexciencia y de este blog


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