martes, 5 de julio de 2016

Pequeñas criaturas del océano


Pequeñas criaturas del océano


Los pequeños organismos que conforman el zooplancton marino resultan fundamentales para sostener la cadena alimentaria que involucra a los peces de mar abierto. El calentamiento global y la disminución de los hielos polares han modificado su cantidad y distribución. El estudio de su diversidad y abundancia es de gran importancia para comprender su papel en el ecosistema marino.


Tunicado planctónico (salpa) del Mar Argentino.
Foto: Exactas Comunicación

El calentamiento global está teniendo efectos innegables en el clima y en la vida silvestre. Los cambios climáticos se observan más rápidamente en las regiones polares y su ecosistema. En los últimos 50 años, se registró un aumento de 2,5°C en la Península Antártica. Seguramente por eso, durante los inviernos, la máxima extensión de hielo polar disminuye año tras año. 

La relación entre el hielo y el agua marina influye en las corriente oceánicas, las que bombean oxígeno y agua rica en nutrientes a miles de kilómetros de distancia en ambos hemisferios, fertilizando las aguas superficiales.

Como una más de las múltiples consecuencias atribuibles a los cambios ambientales ocurridos por efecto del calentamiento global, los investigadores han notado con preocupación que se ha modificado la composición zooplanctónica de regiones como la Antártida.

“Hemos advertido en los animales planctónicos antárticos que la abundancia de algunos grupos de organismos gelatinosos como las salpas se ha incrementado en los últimos años en detrimento de otros organismos como el krill. Esto es debido probablemente a la disminución del hielo marino y a la competencia por el alimento”, dice Graciela Esnal, directora senior del Laboratorio de Zooplancton Marino del Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental. “Esto preocupa porque afecta a todos aquellos animales que dependen del krill para su subsistencia”, agrega.

Este grupo de investigación trabaja sobre ecología marina, en particular, en el Atlántico sur y en el Océano Antártico. Los grupos de animales que estudian son planctónicos, es decir que flotan libremente en la masa de agua; entre ellos se encuentran los copépodos, quetognatos y tunicados como las apendicularias, salpas y doliólidos.

Los copépodos son crustáceos muy pequeños, muchas veces microscópicos, que se encuentran abundantemente tanto en agua dulce como salada. Se conocen unas 12.000 especies diferentes. “Son tan abundantes en el mar que cualquier muestra de plancton contiene siempre ejemplares de este grupo”, explica Esnal. Los quetognatos se asemejan a gusanos marinos y constituyen otro de los componentes principales del plancton en todo el planeta. Suelen ser transparentes y pueden medir hasta doce centímetros. Los tunicados, por su parte, son organismos llamados así porque la pared de su cuerpo segrega una túnica constituida por una sustancia celulósica llamada tunicina. Entre los tunicados se encuentran las apendicularias, las salpas y los doliólidos. Las apendicularias son pequeñas y solitarias. Filtran a través de una cápsula compleja que secretan, llamada comúnmente “casita”. Las salpas son organismos gelatinosos de mayor tamaño, también filtradores, que contribuyen significativamente al consumo y a la transferencia de materia orgánica en el ambiente. Pueden vivir de manera solitaria o formando colonias temporarias. Los doliólidos son pequeños, normalmente con forma de “tonel” y tienen musculatura en bandas en la pared del cuerpo.

El conocimiento sobre la diversidad, abundancia y ciclos estacionales del zooplancton -acota Fabiana Capitanio, codirectora del grupo de investigación- es de gran importancia porque su disponibilidad es considerada uno de los principales factores que afectan el crecimiento de especies de peces pelágicos (de mar abierto) y tiene consecuencias significativas sobre el desove y la cría de los mismos. Por ejemplo, actualmente estudiamos las fracciones de diferentes tamaños del zooplancton que habitan el Banco Burdwood-Área Marina Protegida Namuncurá, a 150 km de la Isla de los Estados (Tierra del Fuego) y evaluamos su rol en la regulación de las tramas tróficas y el impacto sobre la dieta de las larvas de la sardina fueguina”, completa.

Para realizar su trabajo, los integrantes del equipo recurren a diversos procedimientos. “Los animales se obtienen mediante pesca con redes de plancton que se operan desde buques oceanográficos o manualmente desde botes”, relata Esnal. “Las muestras se toman periódicamente para hacer un seguimiento de las poblaciones en el tiempo y en el espacio. Luego de ser capturados, los organismos se llevan al laboratorio para su identificación. Algunos se mantienen vivos para realizar experiencias sobre su fisiología y otros se fijan para estudios morfológicos y taxonómicos”, sostiene la investigadora y agrega que “los datos obtenidos se relacionan con los factores ambientales, como temperatura, salinidad, cobertura de hielo, masas de agua, clorofila, presencia de otros organismos e interacción con los mismos”. El objetivo final de estas líneas de investigación será estudiar la diversidad biológica y los procesos dinámicos que condicionan la distribución, abundancia, reproducción, transferencia trófica, ciclos estacionales y relaciones con las masas de agua de estos grupos de zoopláncteres.



Fuente:
Olivella Patricia (16-06-2016), Pequeñas criaturas del océano, Nexciencia.exactas.uba.ar, disponible en http://nexciencia.exactas.uba.ar/laboratorio-zooplacton-marino-graciela-esnal-ecosistema-antartida-cambio-climatico-calentamiento-global


Para saber más invito a leer :
Cambio Climático y Ecosistema antártico: Pequeños "enlatadores" marinos

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