lunes, 10 de octubre de 2016

Guardaparques en la Antártida


Argentina fue el primer país del mundo en instalarse en el sector antártico y es el único con más de 100 años de presencia ininterrumpida. La Administración de Parques Nacionales está ligada a esta historia de dos formas, la primera es compartir un “mentor” en común. Fue el Perito Don Francisco Pascasio Moreno quien a fines de 1903, luego de insistir en la importancia científica y política de instalar un observatorio meteorológico y geomagnético en la Isla Laurie del archipiélago de las Islas Orcadas del Sur, logró que se firmara un decreto a partir del cual se creó el “Observatorio Meteorológico y Geomagnético de las Islas Orcadas del Sur” y se envió a la primera dotación argentina, que tomó posesión del Observatorio el 22 de febrero de 1904.

Por otro lado, a partir un convenio firmado con la Dirección Nacional del Antártico, desde el año 1990, ininterrumpidamente la Administración de Parques Nacionales realiza la selección de Guardaparques mediante concurso de antecedentes para participar en las campañas de verano e invernada en las Bases Antárticas Orcadas, Carlini (ex Jubany)y Esperanza. Es así que Argentina se convirtió en el primer país del mundo en enviar Guardaparques sistemáticamente al área de conservación internacional mas importante del mundo.



Tareas que se desarrollan

El trabajo de los guardaparques consiste en recolectar muestras biológicas en el terreno, realizar censos sistemáticos de las poblaciones de las aves y los mamíferos que anualmente arriban al continente.

Entre los meses de agosto y mayo se concentran la mayoría de los trabajos de campo. Por ejemplo, anualmente se pesan en cada base 1600 pingüinos adelia y barbijo entre adultos y pichones al comienzo y al final de la temporada de reproducción. Se obtienen muestras de contenido estomacal para determinar variaciones en la dieta, que comparadas con muestras de años anteriores, permiten detectar cambios en las poblaciones de Krill. 

Por medio de conteo de nidos e individuos en sectores de las pingüineras, marcadas desde el año 1988, se pueden establecer tendencias poblacionales de estas especies y compararlas con resultados de otras bases argentinas o de otros miembros de la Convención para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos.

Uno de los trabajos más interesantes es el que se realiza con la focas de weddel de la cual se toman muestras de sangre y leche de durante la época de parición y lactancia, entre agosto y noviembre. Para ello deben desplazarse con esquíes de travesía por el mar congelado y detectar los agujeros por donde salen a respirar.

Semanalmente, durante todo el año, realizan censos de aves voladoras y mamíferos.

El volumen de muestras y la cantidad de datos acumulados durante el año, hacen que se ocupen algunas horas del día para procesar, envasar y congelar las muestras y asentar los datos en planillas.

Con respecto a los trabajos de geofísica, se concentran en actividades de gabinete. Estos consisten en controlar diariamente el normal funcionamiento de los equipos y realizar copias de seguridad de los datos periódicamente. 



Desde el gabinete de geofísica se registran los datos del sismógrafo perteneciente al Instituto de Oceanografía y Geofísica Experimentalta (OGS) de Trieste, Italia, y del receptor del sistema de posicionamiento global (GPS, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Memphis, Estados Unidos. Estos organismos extranjeros tienen convenios con el Instituto Antártico y realizan estudios similares en otras bases argentinas. 

La estación sismológica forma parte de una red mundial y la OGS, a través de convenios con la Dirección Nacional del Antártico y el CONICET, opera estaciones similares en las Bases Carlini y Esperanza, en el Parque Nacional Tierra del Fuego y en Río Grande, Tierra del Fuego. 

El análisis de los datos obtenidos sirve para interpretar detalles de la dinámica de la tectónica de placas, que originan los movimientos sísmicos. El proyecto de geodesia, también relacionado al movimiento de las placas continentales, apunta a medir en forma muy precisa la deriva, por llamarlo de una forma simple, a la que está sometida la Isla Laurie y todo el archipiélago de las Orcadas. También funcionan estaciones en la Base Carlini y en el Parque Nacional Lihué Calel, en La Pampa.

Normalmente, la operación de estos equipos no presenta mayores dificultades, salvo inconvenientes técnicos ocasionados por las rigurosas condiciones ambientales, como el congelamiento del receptor de GPS ubicado en el filo del Co. Mossman por temperaturas inferiores a lo habitual, como en el año 2003 que en junio la temperatura descendió a -34ºc y la sensación térmica rondó los -72ºc, o el sismo de 7,5 puntos en la escala de Richter ocurrido el 4 de agosto del mismo año. Este tipo de acontecimientos generan que los instrumentos y sus alojamientos deban ser controlados o reprogramados en el terreno.

Todas las planillas donde se registran los datos, las muestras biológicas y los discos compactos con la información sismológica y geodésica, son entregados a los investigadores del Instituto Antártico Argentino al regreso de la campaña, quienes analizan las muestras junto a los datos de los trabajos de campo y elaboran los informes que luego son publicados, compartidos con otros organismos nacionales o extranjeros y finalmente son presentados en reuniones científicas internacionales, cerrando así un trabajo en conjunto.

Fuente
Administración de Parques Nacionales, Argentina, "Guardaparques en la Antártida", disponible en 
http://www.parquesnacionales.gob.ar/institucional/guardaparques-en-la-antartida/ 

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